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miércoles, 5 de junio de 2013

Todo por vivir

Me prometí a mi misma contar lo siguiente el día que yo sintiera pudiera recordar todo, y no romper en llanto, sacar el último desahogo, plasmar una historia en letras y que allí quede, como una huella de la realidad de mi vida.


En el ámbito del amor conoces a seres que te gustan, atraen, que generan un capricho u obsesión, que quieres, que te enamora hasta por respirar, que amas. Y es todo un reto querer a una persona, luchar por ella, y sentir en cada paso que das que es por quien quieres sentir el más profundo amor, enamorarte más y amarle, pero saber que has estado allí años, que has logrado ganarte más que un simple cariño, sentir que estas a un paso de su amor, que de repente llegue alguien que sin estar tanto tiempo, te atrae, y te ofrece un indeterminado tiempo juntos; y al mismo tiempo estar saliendo de una tristeza por la partida de una persona a la cual quisiste con toda tu alma, un amor imposible, pero una hermosa amistad y un inmenso cariño por todo lo que aportó a tu vida en más de un año. La clave, tener conciencia de que por cada persona, el sentimiento es distinto y no pretender que a todos los amas. Aún así fue muy duro para mi, no por los sentimientos, tenía muy en claro que sentía por cada quien, si no porque no me di un tiempo para asimilar cada asunto y más tarde al no tener nada, sentiría el vacío multiplicado por tres.

Como toda buena dramática, escuché por una semana la canción de Anahí, Dividida.. ¨Siento que me encuentro dividida entre dos hogares tan impares, cada uno un sentimiento cada uno una emoción, estoy atrapada, tan enamorada de los dos...¨ me vi en la necesidad de elegir lo que me merecía y vivir alguna de las dos opciones que la vida me ofrecía: era seguir en la esperanza de ese amor que lento pero parecía seguro,  o vivir algo distinto, arriesgar todo, caer en la tentación de ser feliz. Y elegí la segunda opción, si, me dolió en el alma, porque jamás en la vida encontraré a un hombre como él, a ese que tanto quise, de quien tenía tantos deseos de seguirme enamorando y quizás amarlo, era idóneo para mi, pero quise enfrentar la realidad, podría a la mera hora elegir a aquella por la que tanto luchaba por años, él la amaba...y la ama, está con ella y es inmensamente feliz.

Mi elección me hacía feliz por el hecho de existir, de llegar a mi vida, por hacerme sonreír con cada detalle, cada llamada, por ser a simple vista y trato un hombre casi perfecto, echo a la medida para mi. Era normal esa ilusión y derroche de emoción, y lo que más me cautivaba, es que lentamente lo fui queriendo, sentir cada día  un poco más de amor, y es que no fue el gran sentir de decir ¡lo amé desde el primer instante en que lo conocí¡ cuando menos lo pensé, ya lo amaba, juro que lo amé con todas mis fuerzas, jamás creí posible vivir algo así, sentir un amor tan fuerte en meses. Pero cuando decimos ¨de esa agua no beberé¨ terminamos nadando en un manantial de esa agua.

Él era mi todo, ocupaba el primer lugar en mi lista de prioridades, a veces hasta me olvidaba de mi misma, comencé a preocuparme por alguien, a sentir que yo misma no soy la única a quien puedo amar demasiado, a olvidarme de mi ego y mi vanidad, para comenzar a ver cosas hermosas en hermosos pequeños instantes vividos a su lado...Todo era perfecto porque alguien me quería mucho, yo odiaba hablar por celular, con nadie lo hago porque me privo, me pongo nerviosa, y poco a poco amé bastante oír sonar mi celular aunque no dijera mucho por bobita. Perdí muchos miedos y cumplí sueños, desde tener a quien amar hasta algo tan simple como agarrar un patito en el lugar que menos imaginé. También, tuve ilusiones, muchísimas, tantas que las sentí alcanzables desde el instante en que hicimos formal la relación. Y como olvidar el mejor cumpleaños de toda mi vida, el viaje más extraordinario que hasta entonces hice, en fin, compartir y vivir cosas que jamás en la vida se pueden olvidar.




Me pidió que lo amara, y lo hice sin condiciones y dispuesta a dejar lo que sea con tal de estar a su lado para siempre. Creo que él jamás me amó, siento que solo sintió así era por el hecho de que yo lo sentí primero. Aunque de momento sí le creí y fui inmensamente feliz, hoy sé que nunca fue así. De repente, justo cuando sentía la mayor felicidad que jamás haya sentido, como si nada se fue de mi vida. Al día de hoy no entiendo qué pasó, nunca supe ni sabré una razón lógica. Sin embargo, mantuve la esperanza, y por meses se dedicó a hacerme la vida imposible con actos, inventos y palabras, me hizo sufrir como nunca, él jamás comprendió mis razones para haber enloquecido y haber hecho un par de tonterías con tal de recuperarlo, pero mis locuras le parecieron los idóneos pretextos para justificar que yo lo alejé. En cambio yo, por amarlo, comprendía hasta la razón sin sentido y poco creíble que me dio al irse, en verdad me preocupaba no era por cualquier cosa y preocuparme para él fue malo.

Pasaban los meses y yo con trabajos encontraba razón para sonreír, fue horrible, pues alguna vez viví una depresión de tres años, pero no se compara con el trauma que me generó este suceso, de plano me estaba perdiendo a mi misma. Hasta que se le ocurrió decirme lo que terminó de matarme, que yo nunca lo amé, que lo mio era una obsesión, cuando antes me dijo que me envidiaba por sentir amor e interrogarme sobre ¨qué se siente¨ me lo dijo tan terrible, que no sabía si seguir llorando días o tocar fondo y entender que ya con eso era imposible volver a tenerlo a mi lado, que jamás me quiso porque sólo se aferró a hacerme daño, y a decirme esas cosas tan dolorosas. No le bastaron sus mil inventos para causarme dolor y alejarme.


Tenía que sacar el último desahogo, y aunque cumplía lo de no llorar, confieso que lo contado en el último párrafo aún me duele y fue inevitable. 

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Como huella de realidad, tengo mucho que decir. Me sentía la peor mujer del mundo, por un instante comencé a culparme de su partida, a sentir que pude dar más y que di poco, que fui yo por esto y aquello, que no sirvo para estar con alguien, tanto que me la creí un rato, fue un bajón a mi amada altísima autoestima, pues gracias a ella aunque morí en depresión, bien que iba a mis amadas clases de ejercicio y sobreviví, por ella no caí al cien, pero esos pensamientos me tenían la autoestima en la cuerda floja entre media y baja, y me di el auto sermón de mi vida y lo comparto:

-En una relación, y más como la que conté, donde amé a alguien como nunca imaginé y lo disfruté al máximo, no debo jamás dudar de que di lo que pude, de que ese ¨lo que pude¨ fue todo lo que había en mi, fui actuando conforme yo me sentía, un poco inhibida a veces, pero poco a poco me las ingeniaba para demostrar lo que sentía, muy a mi modo, siendo YO MISMA. Son grandes esfuerzos que llevaron tiempo y dedicación que si la otra parte no supo nunca valorar, comprender, comunicar, que se yo, NO ES MI CULPA. Si cometí pequeños errores, quise remediarlos, tanto que incluso el primero que cometí, lo lloré y sufrí, pero siempre con las ganas de ponerle el remedio, de obtener la respuesta positiva para olvidar el problema. Que el resto de lo mucho que me quedó por darle, no es que por tonta no lo haya hecho, si no porque iba disfrutando plenamente la relación y yo daría lo que debía dar a su debido tiempo y desafortunadamente ese tiempo jamás llegaría. Él no se fue porque yo fallé, se fue porque algo falló en sus expectativas, en sus deseos, en sus sentimientos, su corazón no sabe sentir lo que es amar de verdad, al final, yo no dejé a nadie, yo Sandra Carolina, viví y puse mi vida y mi corazón en sus manos, él me quedó mal a mi, rompió promesas, rompió la formalidad. No debo frustrarme más por eso, alguien que ama, jamás causa tanto daño, si tanto quiere alejarse alguien de ti por equiz motivo para que seas feliz, lo hace pero sin dañarte. Es discreto, se va y punto. No destroza, y luego se va y punto. -

Ahora sé que seguiré siendo yo misma con quien esté, y la buena noticia es que debe existir alguien que si me valorará y querrá por ser como soy. Bien dije, ¨el amor existe, las personas son las que no saben cuidarlo¨, y leí esta excelente frase: ¨Quien sale entero del amor tiene la clara señal de que en realidad jamás amó, nadie regresa intacto de la batalla que surge en las entrañas¨. Y no estoy intacta, ni entera, tengo miedo, mucho de volver a sentir esa frustración, pero eso jamás deberá ser motivo para perder mi esencia como persona, ni el no estar intacta razón de no sonreír. 


Y no odio a esa persona, guardaré valiosamente el recuerdo del sentimiento verdadero que tuve el privilegio de sentir, pues hoy puedo amar y querer mejor a la versión que él conoció. Lo recuerdo, sí, pero no con el deseo de tenerlo nuevamente, es normal, no se olvida así como si nada, además,  maravillosamente pienso en alguien más, y es un sentimiento distinto, muy bonito, me encanta, es real y lo viviré.

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Si alguna vez vives una historia, de amor, amistad, ¡lo que sea¡ Puedo decir que vivir esto, para mi lo fue TODO, y si todo se va, encárgate de vivir el duelo y en la medida de lo posible a como tú te vayas sintiendo, puedas abrir nuevamente la puerta para que algo o alguien sea de nueva cuenta todo, porque aún tienes TODO por vivir. Vive el ciclo, recuerda que debe haber tristeza para valorar la felicidad.